domingo, abril 12

Acida

Y mira.. si mi refresco preferido es tónica con pomelo
imagínate que las cosas dulces.. puf, paso! me empalagan.

“pero tienes algo q atrae un montón! no se que será algo hay!”

Es eso mismo… lo acido!
Soy acida como chupar limón…
pero también puedo ser fresca y dulce como la limonada.

sábado, abril 11

y el dijo…

“soy ese DVD que compras por que sabes que es el mejor pero que nunca aprenderás a usar al 100%”

Y me di cuenta de que esa frase también podía ser mía :)

miércoles, abril 8

SIEMPRE HAY UN CAMINO

Justamente por uno de esos caminos venia el sábado a medianoche… esa curva de la autopista estaba oscura y casi no se leía el cartel, pero ahí estaba, esperándome como siempre.

Como suele pasar me quede pensando en el mensaje…

Y el domingo, ese padre tan aventurero que tengo, me hizo recorrer caminos que nunca hubiera pensado que podrían estar allí.

Almorzamos en el centro recreativo de Arico, luego de recorrer 7 km (según el cartel… a mi me parecieron mas) de un camino de cornisas que mas que de autos parecía de cabras... iba rezando para que no aparezca un auto de frente porque no ibamos a poder pasar. Llegamos y el lugar era espectacular!

Bajando de regreso (con ganas de un poco de playa), por uno de los lados se veía un barranco, un puente y autos estacionados… si había autos había camino y al barranco fuimos. Allí encontramos varios escaladores que se abrían camino entre las salientes de roca para llegar a la cumbre. Ahi saque algunas fotos… que ganas de escalar riscos!!

De allí bajamos a la costa. Desde la playa se veía un faro a lo lejos y mi hermano entre mate y mate comento que seria buena idea ir… así que otra vez en la camioneta mi padre agarro el primer caminito que encontró y allí fuimos… pero por dios!! que camino tan chungo!! de tierra y lleno de piedras sueltas…

Le decíamos que no siga, que la camioneta no era 4x4, que de la vuelta, que ver el faro no era tan importante, que regrese antes de perder medio coche en un pozo… además el camino, que cruzaba por medio de un campo eolico, se acercaba y alejaba del faro aleatoriamente, el sol ya se estaba escondiendo y yo pensando que me tocaba dormir ahí en el medio de la nada… pero mi padre no se daba por vencido.  Finalmente, merendamos en el faro… y descubrimos que también se podía llegar por una ruta de las normales.

Y, además de que SIEMPRE HAY UN CAMINO… el domingo, mi padre me enseño, que hay que perder el miedo y recorrerlos hasta el final.

Que los caminos si están por algo están.